Siguiendo
la tónica de los últimos días, donde venimos presentando a los maestros de la
Arquitectura contemporanea y su obra más representativa, hoy mostramos la casa farnsworth, un icono ce la
Arquitectura que nadie diría, al verla, que tiene 70 años.
En 1945 Mies conoce a la doctora Edith
Farnsworth en una cena en casa de unos amigos comunes. Atraída hacía Mies por
una simpatía inicial, frecuentaba asiduamente su estudio y le pidió que diseñara
una especie de refugio campestre sobre un terreno a la orilla del Fox River, a
80 kilómetros al oeste de Chicago. En medio de este amplio terreno boscoso de 4
hectáreas Mies va a poder por fin construir una casa cuyo principio básico se
opone en muchos puntos a la serie de casas llevadas a cabo por el arquitecto en
los años anteriores.
En la casa vemos influencias de proyectos
lejanos: la sobre elevación del volumen se remonta a la solución de la casa de
campo en hormigón armado y, más atrás aún, a los basamentos de Schinkel, en
tanto que la apertura total de los lados se relaciona con la casas Tugendhat
pero con una diferencia, la interpretación de los espacios interiores y
exteriores no es conducida por muros y la confluencia de los claros del bosque
se efectúa en el interior mismo del volumen de vidrio. Nunca antes había
colocado Mies en el exterior del volumen principal los soportes verticales, que
acentúan aquí la impresión de levitación.
Se trata, como vemos, de uno de los proyectos
de viviendas más radicales de Mies. En cuanto a la estructura está formada por
8 pilares de acero que aguantan tanto la construcción de acero de la cubierta
como la del suelo. Los elementos portantes están pintados de blanco. La planta
está formada por un núcleo central que aloja la cocina y los servicios
colocados de manera asimétrica dejando el resto de la planta totalmente libre,
cubierto todo ello por una superficie acristalada en sus cuatro fachadas.
Años después, en referencia al espacio de
vidrio de la casa Mies explicaría: “La naturaleza debería tener también su
propia vida. Deberíamos preservarnos de alterarla con el colorido de nuestras
casas y su decoración interior, más bien habríamos de lograr un mayor grado de
unificación de la naturaleza, las casas y los seres humanos. Cuando ustedes
contemplan la naturaleza a través de los paños de vidrio de la casa Farnsworth,
ésta adquiere un significado más profundo que si la contemplaran desde el
exterior. La naturaleza se manifiesta más abiertamente, pasa a formar parte de
un todo más amplio”.
En cuanto a los materiales elegidos, acero
lacado en blanco y travertino romano que define un plano beige que atraviesa el
muro de la entrada, son justificados por Mies como una expresión de la
referencia a la naturaleza (referencia a Wright). Afirmaba respecto a esto:
“Pienso que la casa Farnsworth no ha sido verdaderamente comprendida. He
seguido siendo yo mismo en esta casa de la mañana a la noche. Hasta entonces no
sabía hasta qué punto la naturaleza podía estar llena de colores. Hay que velar
porque se utilicen tonos neutros en los espacios interiores ya que fuera hay
toda clase de colores. Estos colores cambian continuamente y de manera completa
y me gustaría decir que ello es simplemente magnífico”. La señora Farnsworth,
al principio, estaba entusiasmada con el proyecto y con Mies, pero tras
terminarse el edificio sufrió una gran decepción ya que la casa resultó ser
difícilmente habitable debido a su abstracta sencillez. Le demandó denunciando,
entre otras cuestiones, la mala climatización de los interiores y la superación
excesiva de los costes del presupuesto inicial. La señora Farnsworth afirmaba
que, lejos de ser libre el espacio de Mies era muy fijo, porque ella no podía
desplazar ni un mueble porque modificaba la vista exterior por la transparencia
de la casa. Convertida posteriormente en objeto de culto por las generaciones
posteriores como ejemplo de objeto arquitectónico puro, ha tenido que ser al
menos restaurado en dos ocasiones como consecuencia de las inundaciones.
FUENTE: Lorenzo Tomas Gabarrón