En este
caso, los clientes se pusieron en contacto conmigo porque querían redistribuir
y reformar una vivienda, la que será su futuro lugar de residencia. Se
localiza en un piso situado en el centro de Cehegín, un bloque de viviendas de
unos 30 años y unos 100m2.
En la
primera visita al lugar en cuestión, tras hablar con los clientes, pude tomar
un primera impresión de cómo estaba todo. Durante las charlas me hicieron
llegar la idea de lo que tenían en mente para su nuevo hogar, pero cuando
llegue, vi claro que para ello hacía falta meter la tijera y ajustar algunas
medidas.
Al entrar
me encontré con una distribución, digamos que distinta, donde las zonas de
paso, el recibidor y zonas de distribución suponían un alto porcentaje del área
útil. Una distribución, bajo mi humilde opinión, poco trabajada. 4
habitaciones, dos aseos, salón y cocina. La habitación principal daba al
patio de luces, comunicando por aquí con la cocina. Una cocina que parecía
forzada para encajar en una forma de L por guion del programa. Un
aseo que no lo era, solo era un servicio, con WC y lavabo, además ninguno con
luz natural. En planta apenas se distinguía visualmente las zonas de día y
noche. Y el balcón de unos 20 cm de ancho que apena servía para acumular polvo.
Así pues,
tras varias charlas con los clientes, una vez hechas las mediciones oportunas,
replanteo de pilares y ubicación de bajantes y shunt. Empezamos a desarrollar
este proyecto conjuntamente.
Empezamos
tras esto a desarrollar varias ideas y bocetos, siguiendo la líneas marcadas y
las premisas de iluminación y ventilación oportunas, hasta llegar a la idea
final aquí expuesta.
En primer
lugar suprimiendo las zonas de paso y distribución con las que perdíamos
superficie, dotando así al salón de un gran espacio por donde la luz entra y
fluye desde la ventana hasta la cocina y dejando tan solo un pequeño pasillo
distribuidor que nos lleva a los dormitorios y el aseo común. Separando de esta
manera las zonas de día y de noche.
El
dormitorio principal, ahora en la zona que da a la calle, cambia el vapor de la
cocina por el aire natural, inundándose del mejor y mas barato de los
materiales del que goza la arquitectura, la luz. En ella, ahora el servicio se
ha convertido en un aseo privado, con las medidas justas y los elementos
necesarios, ajustándonos a la métrica, cambiando todo sin llegar a tocar nada.
Aquí, el pequeño aseo ahora se hace grande gracias a la entrada de luz que
proyecta la habitación a través de una rasgadura en la parte superior del
tabique.
El
vestidor se proyecta hacia la pared, geometrizando la estancia y dando mayor
amplitud.
En la
parte del patio, ahora se encuentran los otros dos dormitorios, uno que puede
ser doble y otro individual. La cocina, por su parte, tiene la anchura del salón
quedando así las proporciones mas limpias y depuradas.
En
definitiva un trabajo al gusto de todos, que espero guste, disfruten los
clientes y vivan, que para ello es.