Hoy lanzo la entrada a raíz de esta campaña publicitaria que
lleva un tiempo ya deambulando por las redes sociales y con la que creo, todos deberíamos
empezar a estar de acuerdo.
Es el momento de detenerse,
tomar distancia, coger un poco de perspectiva y empezar a valorarnos un poco.
Abordando, siempre, desde el punto de vista de la Arquitectura,
y pudiendo trasladarla a cualquier profesión que se precie, hoy trato un tema
un tanto delicado que pienso, como se diría en mi localidad, se está pasando de
castaño a oscuro. Y es que, a causa de la crisis, esta profesión se ha
devaluado (esta y todas, claro está). No me atreveré a decir si mucho o poco,
pues para esto habría que abrir un debate y exponer las opiniones de cada uno. Lo
que estaremos de acuerdo, es que esta crisis ha afectado, se asume y punto, lo
preocupante no es eso, lo preocupantes es el trato vejatorio que nos hacemos
nosotros mismos. Creo que hemos llegado a tal extremo en el que ya no podemos
humillarnos más…
La falta de trabajo se ha convertido en una constante lucha de
precios en los que parecemos querer regalar nuestro trabajo. En los que cuando
tenemos la suerte de ser contratados y que requieran nuestros servicios, parece
que tengamos que dar las gracias encima.
Para explicar el caso que tratamos, aunque luego mencionare
otros campos, hace poco leí un artículo sobre preguntas que no se deberían hacer
a un Arquitecto. Una noticia en tono jocoso que enumeraba preguntas del tipo:
§
Ustedes
son los que dibujan casas ¿no?
§
Conozco
a un albañil que me lo hace por la mitad de precio
§
Eso lo
hace el ordenador solo ¿no?
§
¿Tanto
tiempo te llevó hacer eso?
§
¿Cuánto
me vas a cobrar por ese “dibujito”?
Y es que en realidad esto parece suceder así. Y sucede entre
otros motivos porque nosotros mismos lo provocamos no valorándonos. Este mundo
del arte, el diseño, la creatividad, el manejo de herramientas informáticas,
las buenas ideas… Esto debemos valorarlo. No se trata de que algo cueste más o
menos, se trata del tiempo que nosotros llevamos dedicado a saber hacer ese
tipo de cosas y de la capacidad que tenemos para hacerlo. A que el que es creativo,
sabe dibujar o tiene imaginación, tiene una cualidad especial que no la tiene
otro. A que realizar un proyecto, una reforma, una distribución, es mucho más
que expresar unas líneas sobre un papel necesita un tiempo.
Dice Campo Baeza en su libro “La idea construida”:
“La
Arquitectura necesita de un tiempo preciso para hacerse bien. De un tiempo y de
un “tempo”. De una duración y de un ritmo.
Un
arroz cocinado en cinco minutos, siempre sale duro. Y un arroz mantenido al
fuego más de media hora, siempre sale blando. El tiempo del arroz, son veinte
minutos, ni más, ni menos. Y a fuego lento, tras un primer hervor. Si no, se
arrebata. Aquí y en la China. En el presente, y en el futuro.
Y
la Arquitectura, con razones más serias y profundas que las del arroz, también
necesita de su tiempo y de su “tempo”. Tiempo de estudio y de análisis, para
conocer bien los datos del problema. Y tiempo de reflexión para llegar a una
síntesis, a una solución rigurosa. Y un tiempo adecuado para su construcción.”
Hoy día parece desconocer la gente que para obtener la carrera
de Arquitectura, al contrario de la mayoria de titulaciones que son 4años, es necesario cursar 5 años y que la media para terminarla ronda
entorno a los 8 o 9 años. Si una persona recorre todo este arduo camino hasta
obtener el título y sale a la calle a regalarse, debería volver al principio de
esta entrada y “detenerse, tomar
distancia, coger un poco de perspectiva y empezar a valorarse un poco”.
Y esto mismo se podría extrapolar, como dije al principio, a cualquier
profesión. El otro día vi unos carteles en la calle que anunciaban clases
particulares a 50€ el mes, 4 horas a la semana. En realidad creo que fue el
detonante que me hizo escribir estas líneas. Pensé yo: si da 4 horas a la
semana, al mes son 16 horas (4 horas por 4 semanas), si dividimos los 50€ que
cobra entre esas 16 horas que imparte… la hora la cobraría a 3,15€. ¿¿¡¡ 3,125€/h !!??
Si una persona, con formación
universitaria, cobra ese dinero, creo que debería empezar de nuevo a leer esta
entrada y valorarse.
Hay profesiones, totalmente respetadas y valoradas como debe
ser, albañil, fontanero, electricista… que cobran unos 10 a 15 €/h, un mecánico
cuando nos arregla el coche, nos cobra de 20 a 30 €/h, o un peluquero por un
corte de pelo de media hora te cobra unos 8€. Y así podría seguir poniendo
ejemplos que pretenderian abrirnos los ojos a los que hoy nos estamos formando.
Ojo, no quiero decir con ello que ahora debamos subir los precios, ni mucho menos, cada uno es libre de hacer lo que quiera. Tan solo quiero con esto llegar a todos aquellos que hoy empiezan o quieren empezar, para que se den cuenta de que para que se nos valore debemos valorarnos, demostrar lo buenos que somos. Si nos regalamos nunca nos valorara nadie. Por el contrario si nos esforzamos y demostramos la formación que tenemos, nos lo curramos para sobreponernos a cualquier problema y trabajamos duro, podremos cobrar lo que de verdad creamos que valga nuestro trabajo sin temor al que dirán.
Debemos ser conscientes de lo que sabemos, de nuestra formación y
así demostrarlo.
Porque, pienso, que es triste que la gente contrate por barata y
no por buena y como consecuencia directa, tiene que ser triste que nos
contraten por baratos y no por buenos. Asique:
Es el momento de detenerse,
tomar distancia, coger un poco de perspectiva y empezar a valorarnos un poco.