Con
motivo de mi próximo viaje a Portugal, parece necesario homenajear en el blog
al que sin duda es uno de los maestros de la Arquitectura contemporánea de esta
tierra.
Álvaro Joaquim de Melo Siza, nació en Matosinhos, ciudad próxima a Oporto, en 1933.
La arquitectura empezó a interesarle después de
contemplar las obras arquitectónicas de Gaudí en un viaje familiar a Barcelona
pero no se veía como arquitecto y sí como escultor. Fue durante la carrera
cuando apareció su vocación por la arquitectura.
EN 1992 ganó uno de los premios más importantes del
mundo de la arquitectura, el premio Pritzker.
Entre alguna de las obras que visitare están las fantástica
Piscina Leça da Palmeira,
Matosinhos, 1966:
En este proyecto, Siza se esfuerza por definir el
ambiente sobre el que se inserta intentando exaltar las virtudes naturales. A
través de una arquitectura de grandes líneas y amplias paredes busca el
encuentro con las rocas. Saca partido de las rocas convirtiéndose estas en un
elemento más para hacer arquitectura.
El volumen del edificio está situado por debajo del
nivel de la carretera, para no interferir en las visuales de peatones y
automovilistas sobre el océano. El proyecto realizado consta de una amplia
piscina (cuyos tres lados artificiales construidos están complementados por una
formación rocosa natural), una piscina infantil curvilínea, vestuarios y una
cafetería.
A diferencia del restaurante Boa Nova, ubicado en
una posición similar a las piscinas, parte de conceptos totalmente distintos.
Aquí las referencias a la arquitectura tradicional se han suprimido,
proyectando volúmenes más abstractos y contundentes.
Las formas geométricas se disponen de manera libre,
buscando la permeabilidad y la apertura hacia el mar. Los volúmenes conformados
en hormigón armado visto se colocan paralelos al paseo marítimo, en un nivel
inferior junto a sus muros de contención, lo que permite camuflar las zonas de
servicio de las piscinas y mantener la continuidad de las visuales desde el
paseo. El edificio, casi escondido, pasa desapercibido en un paisaje marítimo
mínimamente modificado, donde el cerramiento de las piscinas de agua salada se
adapta al entorno rocoso de la costa.
Una rampa de hormigón comunica el nivel superior del
paseo marítimo con los espacios servidores (aseos, vestuarios) de las piscinas,
donde los materiales dominantes son el hormigón (en cerramientos y solados), la
piedra (en pavimentos), la madera (para techos, separaciones y carpinterías) y
el cobre (empleado en las chapas que rematan la cubierta).
FUENTE:
Lorenzo Tomas Gabarrón