Palacio de los Fajardo - Arquitectura en Cehegín





“Son distintas las épocas de construcción y rehabilitación de este palacete, pero estamos obligados a referirnos al aspecto que hoy día ofrece.
El Palacio de los Fajardos se organiza, en sus líneas verticales, -correspondiendo con sus vanos-, en cuatro ejes y se divide en planta baja, primer piso y ático. Debemos, sin embargo, atender al hecho de que no todos los ejes son simétricos, ya que en su lado derecho, el arco de la planta baja no coincide con los vanos de los pisos superiores.

En la planta baja, y eje central, se encuentra la portada y entrada principal del edificio. Está flanqueada a un lado y a otro por ventanales enrejados y dos arcos rebajados, que son entradas a dependencias del patio interior.
El edificio está sobre elevado con un pequeño zócalo de sillares de piedra de la Sierra de la Puerta, de ahí que a la entrada se acceda tras subir unos escalones de piedra. La portada está enmarcada con pilastras de mármol de Peña rubia apenas salientes en sus molduras.
El primer piso tiene cuatro balconadas de rejería, siendo un poco más ancho el que coincide con la portada y compartiendo con él la estética de las molduras que enmarcan sus puertas, además de estar coronado con un escudo de armas.
El ático, al exterior, muestra cuatro vanos pequeños de arco rebajado, todos ellos con balconcillos de forja.
El acabado de la fachada ha intentado armonizar las faltas de simetría que se generan entre los ejes. El ladrillo visto, procedente de la Tejera de Valentín, ha sido enmarcado con líneas de color negro que delinean la disposición en arco de los dinteles, o creando formas geométricas con fondo blanco. Esta mezcla de colores, rojizo, blanco, negro y gris, hacen de esta fachada una solución original de intervención en antiguos edificios.



En su interior, rehabilitado en su mayor parte para albergar las distintas dependencias del Museo Arqueológico, todavía se conservan muchos de los detalles del pasado barroco del palacete.
El techo de la escalera imperial aún conserva las nervaduras y decoración de su bóveda policromada así como los escudos de armas en pinturas murales.
En lo que sería el antiguo salón, que hoy se sigue rehabilitando, se conservan también las policromías tantas veces utilizadas en los edificios civiles y religiosos de la Región: orlas con motivos vegetales en azul y añil, con el detalle curioso de algunos trampantojos.
Muchas de las puertas de madera de las distintas habitaciones conservan sus tallas y los herrajes primigenios, y en algunas dependencias rehabilitadas se ha intentado combinar la estética de los restos barrocos, que se pueden admirar en una visión actual de interiorismo moderno.”

Fuente: http://www.regmurcia.com/servlet/s.Sl?sit=a,76,c,522,m,1075&r=CeAP-6042-R_374_DETALLE_REPORTAJES