El
encargo proviene de un conjunto de amigos que, por hobby, empezaron a juntarse
para poder producir su propio vino.
Resumiendo
un poco, al parecer este grupo de amigos se juntaban los fines de semana, para
salir de la rutina de sus trabajos, a almorzar. En estas reuniones, como es
normal, no faltaba de comer y beber. A estos factores; almuerzos, bebida y
amigos, se unió el más importante, y es que uno de ellos producía su propio
vino y tenía un pequeño terreno con vid. Así pues decidieron comprar algunas
cosas entre todos y producir su vino, un caldo con el que enjuagar las
gargantas en sus reuniones.
Así
me llega el encargo de realizar una etiqueta que reuniese todos estos
conceptos: reunión, amigos, fiesta, vino…
De
aquí surgió mi idea, una etiqueta formada por todos y cada uno de ellos, un
grupo que más que una piña, formaban un racimo, pero no un una racimo
cualquiera, sino uno formado por la huella que dejaba la base de la copa,
manchada de vino, de cada uno, al apoyarse sobre el mantel, cada vez que se
juntaban.